El Ministerio de Agricultura tiene planes para multiplicar la producción de vino en el país. Una de las maneras de conseguirlo, opinan los miembros del sector, es con la llegada de capital extranjero.
Rusia planea cuadruplicar el área de viñedos en los próximos años de 90.000 a 400.000 hectáreas, tal y como explicaron los representantes del Ministerio de Agricultura que asistieron a la cumbre de vinateros de Rusia, celebrada este mes en la cuna del champán ruso, el pueblo de Abrau-Durso, en el territorio de Krasnodar, una región del sur donde se encuentra también Sochi, la capital de los Juegos Olímpicos de 2014. Uno de los modos de lograrlo es atraer inversiones extranjeras, según los productores vinícolas.
“Muchas compañías enológicas extranjeras poseen tecnología y conocimientos. Aunque también Rusia tiene una buena escuela de producción vinícola, está centrada principalmente en la producción de vinos de postre”, explicó a RBTH Borís Titov, un famoso vinatero ruso, propietario de las bodegas de Abrau-Durso.
Según declaraciones del Ministerio de Agricultura a RBTH, la agencia está preparando en estos momentos una propuesta que introducirá nuevas normas para regular la producción vinícola en el país, incluidas algunas que prevén atraer inversión extranjera.
En Rusia, para la producción de uva se utiliza un subtipo específico de tierra, tierras agrícolas, y son las normas sobre su uso las que quiere clarificar el Ministerio. Según la propuesta de ley, los inversores extranjeros pueden conseguir un terreno durante un plazo de entre 3 y 15 años. Al mismo tiempo, un mínimo de un 75 % de los trabajos creados en la nueva compañía deben ser adjudicados a ciudadanos rusos.
Además, la compañía no puede tener deudas en cuanto a impuestos u obligaciones, esto es, debe poseer la suficiente fuerza financiera. Si los titulares de la concesión no usan la tierra según lo pactado durante tres años, esta puede ser expropiada por un tribunal.
A cambio del cumplimiento de estas condiciones obligatorias, el Gobierno se compromete a proteger a los productores vinícolas de sus competidores, como los importadores de productos más baratos.
En palabras de Titov, en la actualidad las compañías extranjeras representan solo un 10 % de la producción de vino en Rusia.
Por tanto, simultáneamente a la introducción de la nueva normativa, Rusia planea reducir significativamente las importaciones. Según el Ministerio de Agricultura, Rusia importa 17 millones de decalitros de materiales viti-vinícolas, que representan un tercio del consumo total.
Para reducir las importaciones se planea también introducir un etiquetado especial: la etiqueta deberá indicar que se han utilizado materiales extranjeros en la producción del caldo.
“Hay una diferencia entre una botella de vino para la que se cultivó una variedad específica de uvas y el vino producido a partir de concentrado, enviado en barcos desde miles de kilómetros de distancia y embotellado posteriormente en bodegas rusas”, afirmó Tkachiov.
Las bodegas reaccionan
También los representantes de las bodegas que participaron en la cumbre acogieron positivamente la propuesta del Ministerio de Agricultura.
“De momento, tenemos muy pocos viñedos propios y nadie impulsa la plantación de vid. Por tanto, debemos considerar en primer lugar un programa que incremente el cultivo de uva”, explicó Titov.
En particular, según Titov, hay una escasez de material para plantación en Rusia. Por tanto, el Ministerio de Agricultura propuso eliminar todas las restricciones de importación de esquejes y semilleros de vid desde Europa.
En principio, la viticultura se podría desarrollar potencialmente en el sur de Rusia, por ejemplo, en el territorio de Krasnodar, donde se concentra el 60 % de los viñedos de Rusia.
Además del territorio de Krasnodar, según Titov, hay tierra apropiada para el cultivo de vid en la región vecina, el territorio de Stavropol, donde se localiza el 13 % de los viñedos del país.
Según Tkachiov, en estos momentos se producen casos de violaciones de la regulación sobre el suelo por parte de los inversores: la capa fértil se mezcla con una envoltura plástica y se compacta con desechos industriales, a la vez que se utilizan de manera masiva pesticidas y químicos agrícolas, que no están registrados adecuadamente. “Básicamente, los inversores que trabajan en Siberia y el Lejano Oriente están violando la ley. Pero estas zonas no son relevantes para la producción de uva”, puntualizó Titov.
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