El potencial de crecimiento es muy amplio. Rusia e India cooperan para facilitar un espacio de libre comercio y aunque el aumento del intercambio entre China y Rusia ha aumentado considerablemente, todavía no se han dado pasos para establecer un tratado de libre comercio. Expertos rusos destacan la necesidad de adaptarse al nuevo escenario.
“Es necesario tomar determinadas medidas para adaptarse a las jurisdicciones nacionales y las nuevas organizaciones de integración como la Unión Económica Euroasiática o los BRICS”, declaraba Alexander Konoválov, ministro de Justicia de Rusia, en el Foro Jurídico Internacional de San Petersburgo.
Según Konoválov, para el crecimiento del comercio bilateral entre los miembros de la organización es necesario aprobar numerosos acuerdos marco y cambiar las legislaciones nacionales. Según los expertos, la ausencia de acuerdos sobre libre comercio también impide el crecimiento del comercio bilateral.
“Para desarrollar el comercio, generalmente los países firman acuerdos según los cuales las partes se otorgan mutuamente preferencias en el acceso a sus mercados y en muchas ocasiones esto conlleva una reducción o una exención de los impuestos aduaneros. En este sentido, nada impide que los BRICS comiencen a firmar este tipo de acuerdos, aunque por ahora no se está trabajando en ello al nivel de la organización”, aclara a RBTH el director del Centro de Investigación de Comercio Internacional de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública, Alexander Knobel.
Este experto destaca que en la actualidad Rusia está llevando a cabo negociaciones para la creación de una zona de libre comercio con India, aunque por ahora no se ha abierto una línea de trabajo similar con China.
Hasta el momento las partes se han limitado a la firma a principios de mayo de 2015 de un memorándum sobre el apoyo mutuo en dos proyectos: la Zona Económica Euroasiática, que reúne a Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán y el proyecto chino de la nueva Ruta de la Seda. El hecho de que por ahora no hayan dado comienzo las negociaciones con China para la creación de una zona de libre comercio es una cuestión política.
“No puede decirse que se trate de un especial proteccionismo en Rusia o en China, sino que por ahora no se ha dado impulso a la idea de que este es un paso realmente necesario”, opina Alexander Knobel.
Artiom Sojikián, director adjunto del Departamento de Atracción de Inversión Directa, Apoyo a la Exportación y Actividad Económica Exterior del Ministerio de Desarrollo del Extremo Oriente de Rusia, señala que los socios chinos han prestado una gran atención al desarrollo de la cooperación con Rusia no sólo en el ámbito de las materias primas, sino también en los proyectos de infraestructuras.
En particular, podría tratarse de la construcción de una línea de ferrocarril de alta velocidad desde Moscú hasta Kazán (800 kilómetros al este de la capital rusa) y del crecimiento de los territorios de desarrollo prioritario: unas zonas con regímenes fiscales especiales en el Extremo Oriente.
Según Artiom Sojikián, la nueva ley sobre la creación de este tipo de zonas debería dar un impulso al desarrollo de esta región tan cercana a algunas de las economías más desarrolladas del mundo, como China, Japón, Corea del Sur o Singapur.
Principales obstáculos
El chino Wang Xiaoping, socio de Grandall Lay Firm, cree que el principal obstáculo para el comercio entre China y Rusia y los países de Europa es que no existe la infraestructura de transporte necesaria. “El proyecto chino de la nueva Ruta de la Seda está pensado precisamente para poder garantizar el transporte de mercancías a través de diez países. El nuevo gobierno chino ha perfeccionado este proyecto y Rusia es un miembro importante en su realización”, declara Xiaoping.
Según la vicepresidenta de Gazprombank Ekaterina Trofímova, en el comercio bilateral entre Rusia y China no debería haber una tercera parte que obtenga beneficios de esta colaboración, por lo que estos dos países deberían definir las bases de su cooperación.
“La experiencia en el trabajo con nuestros socios chinos y asiáticos en general es muy ambigua. De algún modo ya somos conscientes de que el trabajo con socios asiáticos no es tarea fácil”, asegura. Sin embargo, la vicepresidenta de Gazprombank explica que los proyectos de infraestructuras no sólo en Rusia, sino también en otras regiones, resultan muy interesantes.
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